Derrota Mundial
Camaradas:
Aquí iremos entregando los capítulos de esta gran obra, gracias a la colaboración de un camarada.
Welsung
DERROTA MUNDIAL
· ORÍGENES OCULTOS DELA II GUERRA MUNDIAL
· DESARROLLO DE LA GUERRA
· CONSECUENCIAS ACTUALESDE LA GUERRA
DÉCIMA EDICIÓN
MÉXICO
1961
Derechos Reservados ©
por el autor. Registro Número 18438
de 15 de mayo de 1954.
1a Edición: Diciembre de 1953 —2,000 Ejemplares
2a ” Marzo de 1955 —5,000 Ejemplares
3a ” Diciembre de 1956 —4,000 Ejemplares
4a ” Octubre de 1957 —5,000 Ejemplares
5a ” Enero de 1959 —4,000 Ejemplares
6a ” Julio de 1959 —4,000 Ejemplares
7a ” Abril de 1960 —5,000 Ejemplares
8a ” Noviembre de 1960 —5,000 Ejemplares
9a ” Marzo de 1961 —5,000 Ejemplares
10a ” Septiembre de 1961 —5,000 Ejemplares
Prólogo a la Segunda Edición
La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un mexicano de la nueva generación, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.
Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las guerras modernas se desarrollan tanto en el frente de combate como en las páginas de la imprenta. La propaganda es una arma poderosa, a veces decisiva para engañar la opinión mundial. Ya desde la primera guerra europea, se vio la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales.
Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos hayan llevado a participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es el espectáculo que todavía siguen dando algunos «intelectuales» nuestros, cuando hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.
«Durante seis años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la
bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever».
La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan valientemente descubriera.
Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de «desintegración definitiva».
Y el monstruo anticristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa de Mendes-France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas.
E1 caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de Solimán, que degollaba cristianos dentro de los templos mismos que habían levantado para su fe. El conflicto de la hora es otro de los momentos angustiosos y cruciales de la lucha perenne que tiene que librar el cristianismo para subsistir.
En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.
La difusión del libro de Borrego es del más alto interés patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos, nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó el cristianismo de la invasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjuración de luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos. La lucha ha de costamos penalidades sin cuento. Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la historia, que son de acción y de sacrificio.
La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente implacable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según advierte la profecía.
JOSÉ VASCONCELOS
(Febrero de 1955)
Introducción
Es una neutra remembranza volver la mirada a los días extraordinarios de la segunda guerra mundial únicamente con el prolijo escrúpulo de citar fechas y relatar sucesos. Es un lujo de ociosidad volver la mirada al pasado sin el empeño de obtener luces para el presente. Pero conociendo mejor el origen de lo que ocurrió y de lo que ahora ocurre, más podrá preverse lo que está por ocurrir. Sin esta función específica toda aportación a la historia -—y aun la Historia misma— se reducirían a simple curiosidad o pasatiempo.
Es un hecho que aún no silenciado del todo el fuego que durante seis años mantuvo vivo ese siniestro organismo de muerte que fue la segunda guerra mundial, el mundo se halló súbitamente en el umbral de otra guerra más destructora e incierta. Durante seis años la humanidad se creyó luchando por la paz definitiva, mas los acordes de su victoria fueron ensombrecidos por la amenaza de un cataclismo todavía mayor.
Durante seis años el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la «victoria», países enteros —incluyendo Polonia misma— perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una VICTORIA cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever.
Un asombroso y súbito resultado, después de seis años de aparente lucha por la libertad y la democracia y la paz definitiva, sorprendió al mundo: ya no era la libertad de los polacos —libertad perdida totalmente, pese a la «VICTORIA»— la que se hallaba en riesgo, sino la libertad del mundo entero; ya no era simplemente la conquista de mercados entre las grandes potencias la que se balanceaba en juego, sino el destino del pueblo norteamericano, y en cierta forma el de América; el- destino de Alemania y la Gran Bretaña, y así el de Europa entera también.
En los orígenes del conflicto armado que empezó la madrugada del primero de septiembre de 1 939 palpitaron ya los gérmenes de lo que ahora ocurre y de lo que está por venir. En lo acontecido entonces se filtran ya las sombras de lo que el futuro nos reserva.
En el reverbero de la segunda guerra mundial hay relámpagos que alumbran los decenios y quizás los siglos por llegar.
Mucho se ha hablado de la guerra. Un mar de datos casi inagotables abruman y abrumarán por mucho tiempo a los historiadores. La mayor parte de estos datos son jeroglíficos; incluso los hechos y las cifras, pese a lo concluyente de su calidad concreta, son frecuentemente apenas símbolos o frontispicio de realidades más profundas.
Querer entender esta guerra y el monstruoso engaño que el mundo sufrió con ella, viendo simplemente ese mar de datos, es lo mismo que contemplar, clasificar o relatar apariencias de inscripciones cuneiformes y suponer que ya con esto se CONOCIÓ la civilización sumeria. Entre los símbolos y su significación media un abismo.
Y en el caso concreto de la guerra pasada este abismo se ha hecho más oscuro porque los adelantos que la técnica ha puesto al servicio de la difusión del pensamiento —radiogramas, cablegramas, libros, películas, folletos, etc.— tienen su anverso positivo de orientación y su reverso negativo de confusión, según el sentido en que se les utilice. En la guerra y después de ella se les ha utilizado para confundir.
Un diluvio de crónicas con dosificada intención; de libros aparentemente históricos, de radiodifusiones y de películas bajo la influencia intangible de los mismos ocultos inspiradores, oscurecen situaciones, infiltran deformaciones. Nada tiene así de extraño que aun los espíritus más serenos, objetivos e imparciales —para no hablar de masas carentes de opinión propia— lleguen a conclusiones erróneas.
Por eso muchas conciencias firmes han hecho insensiblemente suya la forma ajena y capciosa de plantear el problema internacional de la segunda guerra. Una vez dado ese primer paso en falso, los siguientes son erróneos también, y por eso es tan frecuente que hombres de profunda comprensión y sólido criterio confiesen ahora su desconcierto ante los sucesos internacionales.
Un nuevo examen de lo que ocurrió, y por qué ocurrió, puede aclarar los sucesos presentes y ayudar a prever los futuros.
El monstruoso engaño que el mundo padeció al inmolar millones de vidas y al consumir en fuego esfuerzos inconmensurables, para luego quedar en situación incomparablemente peor que la anterior, no es obra del azar. Si el resultado sólo fuera desorden quizá nada habría de sospechoso. Pero en la bancarrota que el mundo occidental afronta ahora se oculta un admirable tejido de acontecimientos. Dentro del aparente desorden hay un eslabonamiento ad-mirable de hechos que obedecen a un mismo impulso y que marchan hacia una misma meta.
Detrás de todo esto hay una inteligencia y una fuerza. La situación actual no es el resultado fortuito del desorden, sino la notable culminación de una serie de actos que se enlazan siguiendo una secuencia y un camino. Occidente se halla de pronto en el momento más comprometido de su historia, pero su desgracia no ha descendido de accidentales sucesos. Ha sido labrada minuciosamente y escrupulosamente.
Examinando los orígenes y el desarrollo de la segunda guerra surgen luces que explican el presente. Tal es el objeto de este libro.
Muchos de los que vieron desaparecer las falanges macedónicas; de los que presenciaron la caída de Alejandro, el asesinato del César, la capitulación de Napoleón, crían asistir a acontecimientos comunes y corrientes, pero estaban presenciando los fulgores que encienden cada zig-zag de la historia.
Lo que ahora tenemos a la vista es algo más que fulgor de un simple cambio; es el incendio inconmensurable de una cultura que casi sin saber por qué presiente las pisadas del peligro mortal.
· ORÍGENES OCULTOS DELA II GUERRA MUNDIAL
· DESARROLLO DE LA GUERRA
· CONSECUENCIAS ACTUALESDE LA GUERRA
DÉCIMA EDICIÓN
MÉXICO
1961
Derechos Reservados ©
por el autor. Registro Número 18438
de 15 de mayo de 1954.
1a Edición: Diciembre de 1953 —2,000 Ejemplares
2a ” Marzo de 1955 —5,000 Ejemplares
3a ” Diciembre de 1956 —4,000 Ejemplares
4a ” Octubre de 1957 —5,000 Ejemplares
5a ” Enero de 1959 —4,000 Ejemplares
6a ” Julio de 1959 —4,000 Ejemplares
7a ” Abril de 1960 —5,000 Ejemplares
8a ” Noviembre de 1960 —5,000 Ejemplares
9a ” Marzo de 1961 —5,000 Ejemplares
10a ” Septiembre de 1961 —5,000 Ejemplares
Prólogo a la Segunda Edición
La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un mexicano de la nueva generación, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.
Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las guerras modernas se desarrollan tanto en el frente de combate como en las páginas de la imprenta. La propaganda es una arma poderosa, a veces decisiva para engañar la opinión mundial. Ya desde la primera guerra europea, se vio la audacia para mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación aparentemente intachable. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las comunicaciones mundiales.
Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos hayan llevado a participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es el espectáculo que todavía siguen dando algunos «intelectuales» nuestros, cuando hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.
«Durante seis años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la
bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma, perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever».
La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan valientemente descubriera.
Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de «desintegración definitiva».
Y el monstruo anticristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa de Mendes-France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las poblaciones cristianas.
E1 caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de Solimán, que degollaba cristianos dentro de los templos mismos que habían levantado para su fe. El conflicto de la hora es otro de los momentos angustiosos y cruciales de la lucha perenne que tiene que librar el cristianismo para subsistir.
En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda.
La difusión del libro de Borrego es del más alto interés patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos, nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó el cristianismo de la invasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjuración de luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los perversos. La lucha ha de costamos penalidades sin cuento. Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la historia, que son de acción y de sacrificio.
La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente implacable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según advierte la profecía.
JOSÉ VASCONCELOS
(Febrero de 1955)
Introducción
Es una neutra remembranza volver la mirada a los días extraordinarios de la segunda guerra mundial únicamente con el prolijo escrúpulo de citar fechas y relatar sucesos. Es un lujo de ociosidad volver la mirada al pasado sin el empeño de obtener luces para el presente. Pero conociendo mejor el origen de lo que ocurrió y de lo que ahora ocurre, más podrá preverse lo que está por ocurrir. Sin esta función específica toda aportación a la historia -—y aun la Historia misma— se reducirían a simple curiosidad o pasatiempo.
Es un hecho que aún no silenciado del todo el fuego que durante seis años mantuvo vivo ese siniestro organismo de muerte que fue la segunda guerra mundial, el mundo se halló súbitamente en el umbral de otra guerra más destructora e incierta. Durante seis años la humanidad se creyó luchando por la paz definitiva, mas los acordes de su victoria fueron ensombrecidos por la amenaza de un cataclismo todavía mayor.
Durante seis años el mundo creyó luchar por la bandera de libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia. Pero al consumarse la «victoria», países enteros —incluyendo Polonia misma— perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una VICTORIA cuyo desastre muy pocos alcanzaron a prever.
Un asombroso y súbito resultado, después de seis años de aparente lucha por la libertad y la democracia y la paz definitiva, sorprendió al mundo: ya no era la libertad de los polacos —libertad perdida totalmente, pese a la «VICTORIA»— la que se hallaba en riesgo, sino la libertad del mundo entero; ya no era simplemente la conquista de mercados entre las grandes potencias la que se balanceaba en juego, sino el destino del pueblo norteamericano, y en cierta forma el de América; el- destino de Alemania y la Gran Bretaña, y así el de Europa entera también.
En los orígenes del conflicto armado que empezó la madrugada del primero de septiembre de 1 939 palpitaron ya los gérmenes de lo que ahora ocurre y de lo que está por venir. En lo acontecido entonces se filtran ya las sombras de lo que el futuro nos reserva.
En el reverbero de la segunda guerra mundial hay relámpagos que alumbran los decenios y quizás los siglos por llegar.
Mucho se ha hablado de la guerra. Un mar de datos casi inagotables abruman y abrumarán por mucho tiempo a los historiadores. La mayor parte de estos datos son jeroglíficos; incluso los hechos y las cifras, pese a lo concluyente de su calidad concreta, son frecuentemente apenas símbolos o frontispicio de realidades más profundas.
Querer entender esta guerra y el monstruoso engaño que el mundo sufrió con ella, viendo simplemente ese mar de datos, es lo mismo que contemplar, clasificar o relatar apariencias de inscripciones cuneiformes y suponer que ya con esto se CONOCIÓ la civilización sumeria. Entre los símbolos y su significación media un abismo.
Y en el caso concreto de la guerra pasada este abismo se ha hecho más oscuro porque los adelantos que la técnica ha puesto al servicio de la difusión del pensamiento —radiogramas, cablegramas, libros, películas, folletos, etc.— tienen su anverso positivo de orientación y su reverso negativo de confusión, según el sentido en que se les utilice. En la guerra y después de ella se les ha utilizado para confundir.
Un diluvio de crónicas con dosificada intención; de libros aparentemente históricos, de radiodifusiones y de películas bajo la influencia intangible de los mismos ocultos inspiradores, oscurecen situaciones, infiltran deformaciones. Nada tiene así de extraño que aun los espíritus más serenos, objetivos e imparciales —para no hablar de masas carentes de opinión propia— lleguen a conclusiones erróneas.
Por eso muchas conciencias firmes han hecho insensiblemente suya la forma ajena y capciosa de plantear el problema internacional de la segunda guerra. Una vez dado ese primer paso en falso, los siguientes son erróneos también, y por eso es tan frecuente que hombres de profunda comprensión y sólido criterio confiesen ahora su desconcierto ante los sucesos internacionales.
Un nuevo examen de lo que ocurrió, y por qué ocurrió, puede aclarar los sucesos presentes y ayudar a prever los futuros.
El monstruoso engaño que el mundo padeció al inmolar millones de vidas y al consumir en fuego esfuerzos inconmensurables, para luego quedar en situación incomparablemente peor que la anterior, no es obra del azar. Si el resultado sólo fuera desorden quizá nada habría de sospechoso. Pero en la bancarrota que el mundo occidental afronta ahora se oculta un admirable tejido de acontecimientos. Dentro del aparente desorden hay un eslabonamiento ad-mirable de hechos que obedecen a un mismo impulso y que marchan hacia una misma meta.
Detrás de todo esto hay una inteligencia y una fuerza. La situación actual no es el resultado fortuito del desorden, sino la notable culminación de una serie de actos que se enlazan siguiendo una secuencia y un camino. Occidente se halla de pronto en el momento más comprometido de su historia, pero su desgracia no ha descendido de accidentales sucesos. Ha sido labrada minuciosamente y escrupulosamente.
Examinando los orígenes y el desarrollo de la segunda guerra surgen luces que explican el presente. Tal es el objeto de este libro.
Muchos de los que vieron desaparecer las falanges macedónicas; de los que presenciaron la caída de Alejandro, el asesinato del César, la capitulación de Napoleón, crían asistir a acontecimientos comunes y corrientes, pero estaban presenciando los fulgores que encienden cada zig-zag de la historia.
Lo que ahora tenemos a la vista es algo más que fulgor de un simple cambio; es el incendio inconmensurable de una cultura que casi sin saber por qué presiente las pisadas del peligro mortal.
CAPITULO I Aurora Roja (1848-1919)
CAPITULO II Hitler Hacia el Oriente
CAPITULO III Occidente se interpone
CAPITULO IV La Guerra que Hitler no quería
8 Comments:
para cuando la cuarta parte?
Interesante el libro, pero faltan todavía varios capítulos. Hay alguna posibilidad que los pongan...?
Gracias por anticipado.
Saludos
Interesante el libro, pero faltan todavía varios capítulos. Hay alguna posibilidad que los pongan...?
Gracias por anticipado.
Saludos
Siempre considere que DERROTA MUNDIAL deberia ser un texto de estudio OBLIGATORIO en nuestras
escuelas y secundarias, seguramente
si asi fuera los jovenes ENTENDERIAN, el porque de muchas
cosas inexplicables que suceden
en la politica y en la historia
mundial
Kamaradas!!!
Miren que coinsidencia! Nosotros tambien estamos digitalizando "Derrota Mundial".
Pueden ver aqui: http://derrotamundial.blogspot.com/
Asi que queremos solicitar su permiso para poner los capitulos que ustedes postean en su blog. Asi tenemos dos lugares donde esta la obra del Coloso de America, y nos ahorran trabajo digitalizando de la unica fotocopia que tenemos.
Esperando su respuesta, pueden ver nuestro contacto en la pagina oficial del CDCB:
www.dominicanis.tk
Atentamente:
Circulus Domini Canis Bolivia.
Amigos!
Si quieren leer este magnifico libro antes que desaparezca pueden descargarlo de aqui
http://hondubirding.wordpress.com/downloads/
Saludos camaradas.
Yo dispongo de los siguientes libros en digital:
"La Gran Conspiraciòn Judìa" y"Traiciòn a Occidente" de Traian Romanescu.
"Que pasa con EEUU?"
"Acciòn Gradual"
"La Cruz y la Espada"
"Pueblos Cautivos"
"Inflación Empobrecedora Deflación Empobrecedora" todos de Salvador Borrego, ando en busca de "Amos y Esclavos del Siglo XX" "La Internacional" y "Subversiòn Internacional" de TRaian Romanescu, asì como de otros relativos a la misma temàtica y dificiles de conseguir.
Mi correo es fascio.littoriom@gmail.com
Saludos camaradas.
Yo dispongo de los siguientes libros en digital:
"La Gran Conspiraciòn Judìa" y"Traiciòn a Occidente" de Traian Romanescu.
"Que pasa con EEUU?"
"Acciòn Gradual"
"La Cruz y la Espada"
"Pueblos Cautivos"
"Inflación Empobrecedora Deflación Empobrecedora" todos de Salvador Borrego, ando en busca de "Amos y Esclavos del Siglo XX" "La Internacional" y "Subversiòn Internacional" de TRaian Romanescu, asì como de otros relativos a la misma temàtica y dificiles de conseguir.
Mi correo es fascio.littoriom@gmail.com
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